Ventajas de la Tecnología de Neutralización en el Control de Malos Olores
BIOLFACTIVE, empresa de bioingeniería especializada en la desodorización industrial mediante Tecnologías de Neutralización en el control de olores, describe las ventajas de su aplicación.
Podemos definir que el olor es la sensación resultante de la estimulación de los órganos olfativos de las substancias olorosas. Esta estimulación se produce debido a las características y estructura físico-química de las moléculas de las que están compuestas.
No todas las personas tienen las mismas sensaciones al detectar las mismas sustancias olorosas. Entran en juego tanto componentes objetivos (los gases y partículas volátiles contenidas en el aire) como cuestiones psicológicas en el modo de su percepción.
Cuando el olor resulta agradable, se le suele denominar aroma o fragancia, pero también puede ser nauseabundo cuando molesta a las personas afectando su calidad de vida. Está demostrado que los olores pueden influir positiva o negativamente en el ánimo del ser humano.
La transmisión de olores requiere un emisor, un medio de transporte y un receptor. Todas las sustancias con presión de vapor son capaces de emitir olores, es decir, actuar como emisores. Las corrientes de aire actúan como portadores de vapores y gases olorosos y por tanto de transporte y los sentidos olfativos son el receptor humano.
La transmisión de olores requiere un emisor, un medio de transporte y un receptor. Todas las sustancias con presión de vapor son capaces de emitir olores, es decir, actuar como emisores. Las corrientes de aire actúan como portadores de vapores y gases olorosos y por tanto de transporte y los sentidos olfativos son el receptor humano.
La alteración y control de cualquiera de las tres condiciones impone una modificación en el resultado. Por el momento las técnicas de control se dividen o en el proceso de emisión (control de emisiones) o en el proceso de recepción (control de olores)
El control de emisiones a través de controles adicionales implica generalmente capturar o destruir emisiones químicas antes de que se emitan a la atmósfera. El control de olores se diferencia básicamente del control de emisiones en que el gas oloroso no necesariamente debe eliminarse del aire, solo necesita ser indetectable por los sentidos olfativos.
Control de emisión (ppm)
Los dispositivos de control de emisiones más utilizados son los depuradores químicos (scrubber), los dispositivos de adsorción de carbón activado, los filtros biológicos, los oxidadores térmicos y catalíticos y los quemadores o incineradores. Cada uno tiene sus beneficios y defectos. En términos generales, todos tratan eficazmente los gases peligrosos específicos para los que están diseñados; sin embargo, no pueden controlar un amplio espectro de olores. Además muchos de ellos producen un gas residual oloroso y suponen costosas inversiones y altos costos de mantenimiento. Su eficiencia se mide por la capacidad de eliminar un gas (o gases) específico medida en partes por millón (ppm) o peso eliminado por unidad de tiempo.
Control de olores (ouE)
Con esta técnica, no se realiza ninguna acción para eliminar el gas del mal olor, sino para tratarlo, de modo que sea indetectable por los sentidos olfativos y su medición se realiza de manera sensorial según la norma UNE-EN-13725 por Olfatometría Dinámica y la UNE-EN-16841 por Olfatometria de Campo, ambas en unidades de olor europeo (ouE). (Actualmente se añaden también otros parámetros fundamentales como la intensidad, el tono hedónico y la frecuencia).
En general este control de olores, se realiza por la introducción de un aerosol líquido, o producto atomizado, en el aire del proceso.
Esta es la base de la denominada Tecnología de Neutralización en el control de olores, que opera mediante la difusión de agentes activos en forma gaseosa, capaces de neutralizar y eliminar los malos olores durante la fase de contacto. Estos agentes activos son formulaciones a base de aceites esenciales y surfactantes de grado alimentario que cumplen los más rigurosos estándares ambientales.
No es objeto de este artículo, la descripción de los principios de funcionamiento con sus procesos físicos y reacciones químicas que se generan (www.biolfactive.es) pero si indicar que su eficacia depende los siguientes factores:
- tipo de mezcla de aceites y tipo de olor
- tasa de concentración de la mezcla
- tiempo de contacto entre el mal olor y la gota de la mezcla,
- velocidad de la gota
- tamaño de la gota.
De estas consideraciones se desprende que tan importante es el tipo de mezcla de aceites especiales o agentes activos seleccionado como su ingeniería de aplicación (unidades de nebulización, vapor seco, inyección, adición y sublimación).
Los equipos de aplicación pueden variar desde una simple máquina de nebulización transportable de un sitio a otro, hasta sistemas complejos de medición, inyección y recuperación utilizados en sistemas de manejo de aire a gran escala. En todos los casos esta tecnología de aplicación está inspirada en sistemas Plug & Play de muy fácil instalación y gran flexibilidad y adaptación a cualquier área e instalación por muy antigua que sea, con el correspondiente ahorro de costes e inversión frente a los sistemas de control de emisiones. Estas unidades requieren poco mantenimiento y no necesitan almacenamiento, manipulación o eliminación de productos químicos peligrosos, ofreciendo soluciones alternativas a cambios estructurales o procesos de fabricación.
RESUMIENDO: Existe una diferencia entre el control de olores y el control de emisiones. Seleccionar una tecnología sobre la otra es una función de las necesidades individuales de las instalaciones y la rentabilidad de la solución. En caso de que una instalación necesite reducir o eliminar los gases peligrosos que emiten de su proceso por razones legales o ambientales, la tecnología de control de emisiones es la adecuada. En caso de que una instalación necesite reducir o eliminar los olores que son molestos para sus empleados o poblaciones circundantes, se requiere una tecnología de control de olores más sencilla y rentable:
No es necesario aplicar costosos controles de emisiones si se puede eliminar el olor con éxito de manera más eficaz y económica.